¡Volver con una maleta llena de ideas!

¡Volver con una maleta llena de ideas!

Por Lina P. Chaparro Martínez
Estudiante Doctorado en Ciencia Política
Universidad de los Andes

Estimado lector, permítame contarle cómo una de las iniciativas del Instituto CAPAZ aporta desde la investigación académica a la comprensión de las dinámicas del proceso de paz en Colombia.

Gracias a una beca otorgada por el Instituto, en el verano de 2017 seis estudiantes colombianas (que tengo el agrado de decir, fuimos todas mujeres) tuvimos la oportunidad de asistir a la Escuela de Verano en Derecho Internacional y Comparado, ofrecida por las universidades de Wisconsin y Marquette (Estados Unidos) y la Universidad Justus Liebig de Giessen (Alemania), para tomar los cursos de Derecho Constitucional Comparado y Ética de los Negocios y Derechos Humanos.

Entre las razones para asistir a una escuela de verano internacional está la posibilidad de conocer diferentes escuelas y tradiciones jurídicas a partir de la experiencia de compañeros de clase y profesores. Las perspectivas aprendidas sobre procesos políticos y de paz, conflictos armados, construcción de paz e implementación y garantía de los derechos humanos en todo el mundo fueron diversas.

Sin embargo, existen otras motivaciones que hacen de esta experiencia una grata oportunidad para todos aquellos interesados. En primer lugar, está por supuesto, el hecho de conocer Alemania y su sistema educativo. Y no hablo sólo de la majestuosidad de sus paisajes que, inundados de verde, explican por sí mismos por qué el reciclaje se ubica en el centro de su ética cívica; o de los esfuerzos juiciosos, permanentes y, en todo momento respetuosos, por promover ejercicios de memoria histórica que hablan de su apuesta como sociedad. Me refiero también a la diversidad y pluralidad que guarda la sociedad alemana. Ésta recibe de manera generosa a estudiantes de todo el mundo y les ofrece –como nos ofreció a nosotras- todo un portafolio de facilidades: una sociedad bilingüe, un sistema de transporte eficiente, un bajo costo de vida y una amplia oferta cultural. De esta forma, la vida estudiantil es tranquila, económica y divertida, aspectos que contribuyen al incremento de la productividad intelectual.

Le aseguro, estimado lector, que en Alemania usted va a encontrarse con un sistema académico de calidad, en donde la investigación y la academia ocupan un lugar privilegiado como espacio de comprensión de la realidad, y en el que las agendas de investigación facilitan permanentemente puntos de encuentro entre diversas disciplinas y aproximaciones de todo orden. En mi caso, fue emocionante identificar todo un horizonte de posibilidades para abordar la pregunta que guía mi investigación doctoral, relacionada con los factores que inciden en el diseño de los modelos de justicia transicional y en los intereses de actores que no han sido tradicionalmente estudiados, como es el caso de las élites empresariales.

La investigación que estoy adelantando se nutre enormemente de una Escuela de Verano como la llevada a cabo en Giessen, la cual abordó problemas globales desde una visión interdisciplinaria de la teoría del derecho internacional y profundizó sobre aspectos como metodologías comparativas y obligaciones de las empresas para el respeto de los Derechos Humanos.

Todo hasta este punto suena muy formal, pero lo que quiero decirle es que esta oportunidad (posible, sin duda, ¡porque yo la tuve!) es estupenda, y lo va a devolver con miles de ideas en la cabeza, que contribuirán a entender este proceso de paz tan importante para Colombia.